Vuestro Señor ha dicho: «¡Invocadme y os escucharé! Los que, llevados de su altivez, no Me sirvan entrarán, humillados, en la gehena» (Corán 40:60)
¡Invocad a vuestro Señor humilde y secretamente! Él no ama a quienes violan la ley. (Corán 7:55)
Cuando Mis siervos te pregunten por Mí, estoy cerca y respondo a la oración de quien invoca cuando Me invoca. ¡Que Me escuchen y crean en Mí! Quizás, así, sean bien dirigidos (Corán 2:186)
¿Quién, si no, escucha la invocación del necesitado, quita el mal y hace de vosotros sucesores en la tierra? ¿Hay un dios junto con Allah? ¡Qué poco os dejáis amonestar! (Corán 27:62)
La súplica es adoración
En verdad que todas las alabanzas pertenecen a Allah. Lo adoramos y glorificamos al tiempo que le suplicamos ayuda y perdón. En Allah nos refugiamos de nuestros demonios y de nuestros errores.
La oración en el islam (as-salat) es una forma de súplica. Deriva de la palabra "silah", que significa "enlace, unión, relación". En verdad, la oración es un nexo real entre el ser humano y su señor, y está lleno de súplica a su señor, desde el principio hasta el final.
La naturaleza de la súplica:
La súplica o duaa consiste en pedir a Allah que cubra las necesidades de una persona, sean estas necesidades mundanas o espirituales -relativas a los asuntos mundanales de uno o a los relativos al din- estén o no dentro de las posibilidades de adquirirlos de esa persona. En todas las ocasiones, el musulmán debe pedir a Allah el cumplimiento de sus necesidades.
No es permisible la súplica por deseos o necesidades ilegítimos. Cuando se realiza la súplica, deben emprenderse todos los medios legítimos posibles para la consecución de nuestro deseo o necesidad: por ejemplo, el granjero que realiza una súplica para obtener una buena cosecha y al mismo tiempo se dedica a los métodos más apropiados para ello; el enfermo que pide por su salud y toma las medicinas prescritas, etc.
En aquellos asuntos en los que no pueden llevarse a cabo medios materiales o espirituales, la persona debe entregarse entonces únicamente a la súplica; por ejemplo, pedir por la lluvia, pedir protección contra el shaitán y el ego, etc.
La súplica no consiste únicamente en la recitación ritual de algunas palabras después de la oración. La naturaleza del duaa consiste en la petición ante Allah, ensalzado sea. Cuando se realiza el duaa, el suplicante debe concentrarse en cuerpo y alma al objeto de su súplica. Nunca debe desesperar del cumplimiento de su súplica, aunque parezca que se retrase o que no se lleve a cabo. El suplicante debe supeditarse a los deseos de Allah, ensalzado sea. La súplica es una apelación a Allah, y es su única prerrogativa conceder o denegar tal súplica de sus siervos. No tenemos el derecho de desilusionarnos o desanimarnos si no podemos comprender la aceptación o no de nuestra súplica.
El momento de la súplica no se limita a las ocasiones de la oración obligatoria (as-salat). Duaa puede hacerse en cualquier momento, cuando la persona necesite algo. Cuando quiera que alguien necesite algo, debe hacer duaa con su corazón y con su lengua. Esta es la auténtica naturaleza de la súplica.
El beneficio de las súplicas:
Cuando se realiza duaa debe hacerse de acuerdo a la realidad y naturaleza de la súplica tal como se ha descrito arriba. Si se realiza de esta forma enseguida se comprende la eficacia y beneficio del duaa. El baraka del duaa no significa necesariamente que cualquier cosa que se pida será concedida. En muchas ocasiones el mismo objeto que se persigue se consigue; por ejemplo, cuando se pide algo para la vida última, pues cualquier favor para la última vida es pura bondad hacia el siervo. Para conseguir las fortunas de la última vida son necesarias la Fe (iman) y la obediencia (itaat). Sin estas condiciones no se consiguen las bendiciones de la última vida. En ocasiones, el objeto que se pide no se consigue. Esto ocurre porque a veces, el objeto mundanal por el que se pide no es beneficioso para nosotros. Así, Allah lo retira del siervo del mismo modo que un padre quitaría a su hijo cualquier objeto que pudiera causarle daño.
El significado del beneficio o baraka en este contexto es que Allah -ensalzado sea- dirige su atención a su siervo. Así, si debido a alguna razón que Allah conoce, y aquello por lo que se pide no se concede, el siervo debe sentirse igualmente satisfecho, y no debe dejarse invadir por sentimientos de frustración y debilidad. La fuerza espiritual con que se llena el corazón es el efecto de la atención especial que nos dirige Allah como resultado de nuestra súplica. Y constituye, de hecho, un gran tesoro. Cualquier otra recompensa resulta insignificante en comparación. Es esta atención la que debe luchar por conseguir el siervo. Y esta sensación agradable de paz en esta vida y en la última. Por tanto, aquél que hace súplica siempre tiene una recompensa y el beneficio inherente a la súplica.